Incapacidad
Por Victoria Wray-Musgo
Traducido por: Asociación Nacional de Fibromalgia y Dolor Crónico
Si cualquier persona me hubiera dicho que, a la temprana edad de los 42, yo seria diagnosticada con una enfermedad que nadie entendería, que dejaría mi fantástica carrera y que seria “considerada” como una persona incapacitada, ¡entonces yo hubiera pensado que estaban completamente locos!
Pero eso es justamente lo qué sucedió hace ocho años después de que finalmente pude encontrar un doctor que le puso nombre a todos los síntomas que había estado experimentando. Yo se que ustedes están familiarizados con la lista: dolor en todas partes del cuerpo, fatiga entumecedora, dolores de cabeza, y –el peor de todos para mí—la pérdida de la memoria a corto plazo. Mi trabajo como secretaria ejecutiva del vicepresidente de una compañía de telecomunicaciones importante giraba en torno a mi habilidad de trabajar a un ritmo rápido, ¡y mi expresión de pánico cuando algo se me preguntaba simplemente no funcionaba!
Finalmente, después de luchar por meses, tuve que hacerle frente al hecho que no podía desempeñarme en mi trabajo. El tomar la decisión de retirarme fue una de las cosas más difíciles que he hecho. Yo sentía que estaba en la cúspide de mi carrera y que estaba muy joven para retirarme, además a los 42—sin haber completado al menos 20 años con la compañía—yo no calificaba para recibir los beneficios de jubilación.
Así pues, que comencé mi viaje en el “confuso laberinto” de los beneficios por incapacidad. Yo pensé que seria muy sencillo. Después de todo, yo había realizado los pagos de los planes a largo y corto plazo de mi compañía. Les ahorraré todos los detalles aburridos, pero después de dejar mi trabajo en abril del 2001, yo no recibí todos mis beneficios hasta febrero del siguiente año. Mientras tanto, mi esposo y yo pasamos de vivir de un cómodo ingreso aportado por dos personas a uno aportado por una sola, donde teníamos que luchar para compensar la falta de mi sueldo y los gastos extras como el costo de mis medicamentos que sumaban los 400 dólares mensuales.
Cuando empecé mi licencia de incapacidad, mi doctor me dijo que comenzara el proceso para la obtención de los beneficios por incapacidad del seguro social S.S.D.I, algo que hice. Ya que mi trabajo se centraba en detalles y documentación, yo comencé una carpeta— ¡Sí, una carpeta! Yo debí haber tenido una premonición de algún tipo. Yo hice una sección para asuntos a corto plazo, largo plazo y para el S.S.D.I. Hice notas de todo! Cada fax, cada carta, cada conversación.
Fue muy bueno que me concentre bastante en los detalles, por que yo realmente necesitaba mantener un expediente de todos las visitas adicionales al medico, rayos X y exámenes que la administración del seguro social requería, en gran parte debido a la incierta naturaleza de la enfermedad. Ya que no hay un área especifica del cuerpo afectada, entonces ellos verifican absolutamente todo. Después de que mi primera solicitud fue rechazada, yo busque y encontré un abogado especializado en incapacidad y que entendía la Fibromalgia. Aun con su ayuda, no obtuve los beneficios del S.S.D.I hasta mayo del 2003. Sí, ¡dos años después!
No estoy segura si mi situación es la típica de este tipo de proceso, pero, tristemente, apostaría que lo es. Mi consejo para cualquier persona que se prepara a enfrentar el sistema, es que sea persistente. Cuente con un rechazo inicial, pero sepa que esto no es el final. ¡Apele! Esta es la forma en que este juego se juega. Encuentre un abogado con experiencia que conozca la FM. Ya que sus honorarios provendrán de la decisión final del juez (la cual es retroactiva), vale la pena contar con su ayuda. ¡Documente todo! Yo no podría decirle cuantas veces me referí a la carpeta todopoderosa (¡la cual termino siendo una colección de dos volúmenes!)
Finalmente, esta enfermedad puede reducirlo de muchas maneras que usted no puede controlar…no deje que esta enfermedad también lo reduzca financieramente. ¡Buena suerte a todos!
Victoria Wray-Moss tiene una experiencia de 25 años en la Administración de Oficina en varios niveles y, más recientemente trabajó como secretaria ejecutiva para una de las 100 compañías de Telecomunicaciones más importantes. Victoria esta casada, tiene cinco hijos adultos y ocho nietos. Victoria vive en Redlands, CA.