Fibromialgia, Embarazo, y Estudio Científico
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Por: Kathy Longley
Traducido por: Claudia Carrillo
Mi cumpleaños resultó ser una doble celebración cuando mi amiga Alison, incapaz de contener su entusiasmo, me dio la noticia de que estaba embarazada. Después de muchas carcajadas y abrazos de emoción, decidimos salir a almorzar para celebrar.
Alison había deseado tener un bebé desde que se casó hace tres años, pero se le aconsejó que ni siquiera intentara durante el primer año, mientras ella dejaba todos sus medicamentos para la artritis reumatoidea. El experimentar los primeros seis meses de embarazo con ella realmente me hizo pensar: ¿tendría yo que dejar todos los medicamentos para la Fibromialgia cuando estara embarazada? ¿Cómo me afectaría el embarazo? ¿Y cómo yo enfrentaría la llegada del bebé?
Mi madre es puntual al precisar que el encontrar un hombre debería ser mi primer objetivo, pero ¡no veo la razón por la cual no yo pueda estar preparada para un futuro embarazo! Una cosa que Alison y yo hemos descubierto al observar incontables libros sobre el embarazo es que muchos de los síntomas desagradables enumerados han sido parte de nuestra vida diaria por muchos años. Yo debería admitir que este descubrimiento ha reducido mi simpatía por las mujeres en embarazo que se quejan de fatiga, dolor en las extremidades, problemas de memoria y problemas con los intestinos; ya que a diferencia mía, ¡ellas se recuperarán completamente en nueve meses!
También nos ha sorprendido cuántas indulgencias se le han dado a Alison ahora que se encuentra embarazada, comparadas con la falta de respuesta y compresión hacia su artritis. Alison es rápida al señalarles a sus simpatizantes que el estar embarazada es pan comido comparado con el vivir diariamente con artritis.
La Opinión Médica
Entonces, ¿qué es lo que la investigación médica tiene que decir respecto a la fibromialgia y el embarazo? No mucho, parece ser. Yo he encontrado hasta el momento sólo un estudio dedicado a este tema. Este fue llevado a cabo en Noruega en 1997 en 44 mujeres con fibromialgia.
El estudio dividió 44 mujeres participantes en dos grupos. El Grupo A consistió de 26 mujeres quienes tuvieron sus hijos mientras que padecían de fibromialgia y el Grupo B consistió de 18 mujeres quienes tuvieron sus hijos antes de que aparecieran los síntomas de la fibromialgia. El estudio estuvo basado en entrevistas con las mujeres.
A primera vista las noticias no parecen buenas, así como el estudio reporta:
“Con la excepción de un paciente, todas las mujeres del Grupo A describieron que los síntomas de la fibromialgia empeoraron durante el embarazo, siendo el último trimestre el peor de todos”1
Los síntomas reportados por estas mujeres fueron generalmente dolor, fatiga, dolor de espalda, debilidad muscular, depresión y entumecimiento. Ellas también se quejaron de que sus síntomas se agravaron entre aproximadamente de 1 a 3 meses después de dar a luz, sin duda debido al vigoroso trabajo de parto. El 77% de las mujeres del Grupo A admitieron que ellas necesitaron ayuda adicional para cuidar al bebé y ayuda para las tareas de la casa, comparado con un 43% de las mujeres del Grupo B, indicando que aunque las mujeres con fibromialgia pudieron haber necesitado más asistencia con el cuidado del bebé, cualquier mujer sana también se siente abrumada en este período.
Las buenas noticias son que a pesar de estas quejas, todas las mujeres del Grupo A, excepto una, animaban positivamente a otras mujeres con FM a tener hijos. Ellas veían el embarazo como una experiencia positiva, con 16 mujeres recomendando a otras a tener dos hijos, y cinco mujeres recomendando tener más de dos! Las mujeres que han experimentado múltiples embarazos no han descrito ningún incremento en la severidad de los síntomas de la fibromialgia en su segundo o tercer embarazo comparado con el primero. Por lo tanto, los embarazos adicionales no parecen agravar los síntomas de la fibromialgia a un nivel más alto.
Aun más alentador es el reporte de que las mujeres con fibromialgia dieron a luz bebés saludables que completaron el tiempo de embarazo y que tuvieron un buen peso al nacer. No hubo una diferencia significante en los procedimientos usados para el nacimiento o el resultado de los embarazos entre los dos grupos. La mayoría de las mujeres con fibromialgia tuvieron un proceso de alumbramiento normal con un parto que duró un promedio de seis horas, sin un incremento en el uso de fórceps o de cesáreas.
Algunas de las mujeres embarazadas del Grupo A decidieron continuar con sus medicamentos durante el embarazo, aunque ellas fueron la minoría, debido al miedo que estas pudieran hacerle daño al feto. Doce de las mujeres usaron medicamento para el dolor, dos usaron sedante y cuatro continuaron tomando sus medicamentos antidepresivos. El Paracetamol (Tylenol) se cree que es uno de los medicamentos para el dolor más seguros para usar durante el embarazo. Es muy importante que se le pregunte al doctor de cabecera cuáles son los medicamentos que se deberían suprimir antes de concebir un bebé, y cuánto tiempo es necesario para que estos sean eliminados totalmente del cuerpo.
Los medicamentos actuales pueden afectar la lactancia, ya que ellos pueden ser trasferidos al bebé a través de la leche. Por lo tanto es importante consultar con un doctor antes de decidir darle pecho al bebé o no. En este estudio, las madres con FM fueron animadas a darle pecho al bebé si los medicamentos lo permitían. La mayoría le dieron pecho al bebé por al menos tres meses, algunas continuaron por más de siete meses. No se demostró un incremento en los síntomas de la fibromialgia relacionados con la lactancia. Por supuesto, que las ventajas de alimentar al bebé con fórmula significaban que el compañero podría tomar turnos en la noche para alimentarlo y permitirle a la madre obtener una buena noche de sueño.
En conclusión, las mujeres con FM podrían sufrir de un empeoramiento de los síntomas durante el embarazo, sin embargo madres con FM animan a otras mujeres con FM a tener hijos y de no perderse esta preciosa experiencia. Cada embarazo es individual, y las personas que sufren de fibromialgia deberían estar en una buena disposición para enfrentar los desagradables síntomas del embarazo. Recuerde—los síntomas durante el embarazo son transitorios y ofrecen una inmensa recompensa al final de los nueve meses.
CONSEJOS PRÁCTICOS
Planee el futuro
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Prepárese para un empeoramiento de los síntomas de la FM durante el embarazo y anticipe que necesitará tener ayuda adicional cuando el bebé nazca. Planee bastante descanso y disponga para que un amigo o familiar le ayude a cuidar el bebé.
“Las madres con fibromialgia expresaron la necesidad de ayuda con el cuidado del bebé y de las labores de la casa de una forma mas significativa que los controles en el Grupo B”
Consulte a un especialista de terapia ocupacional
- Pídale a su médico general o asesor que lo remita a una evaluación. Los terapeutas ocupacionales son excelentes para dar soluciones a todo tipo de problemas. Ellos pueden darle equipo especial para que usted supere dificultades prácticas, le pueden enseñar la mejor forma para cargar y levantar el bebé sin necesidad de esforzar demasiado sus músculos con movimientosexcéntricos, y le aconsejan las mejores cosas para comprarle al bebé, por ejemplo, la ropa que se ajusta con velcro o cremalleras en vez de broches, carriolas livianas y cuñas que se pueden ajustar a diferentes alturas. Después de su evaluación inicial su terapeuta ocupacional la visitará en su casa después del nacimiento del bebé para ayudarle a resolver problemas u otras dificultades que hayan aparecido.
http://freespace.virgin.net/disabled.parents. El sitio para Incapacidad, Embarazo y Parenthood Internacional. The Baby Challenge: A Handbook on Pregnancy for Women with Physical Disability. MJ. Campion, publicado en London por Routledge, 1991.
También hay capítulos excelentes en fibromialgia y embarazo en libros escritos por Mark Pellegrino y Claudia Marek.
Referencia:
- “El efecto de eventos reproductivos y alteraciones de los niveles de hormonas sexuales en los síntomas de la FM”, Wigers et al, Diario Escandinavo de Reumatología., 1997, 26:355-360